Me encuentro en un lugar totalmente negro. Arriba, abajo, derecha, izquierda, adelante, atrás, ninguna de estas palabras tiene sentido porque no hay a donde mirar, todo, es negro, todo, está vacío. En un instante, con la magia de los efectos especiales hechos por computadora, aparece en mi mano una hoja de papel de color blanco, finalmente ya no estoy en un espacio vacío, ya hay “algo”, coloco esta hoja en un lugar completamente indefinido dado que todo está vacío y en cuanto suelto esa hoja aparece otra en mi mano, ahora hay “algo más” y decido ponerla junto a la otra, ahora no sólo ya no está vacío, sino que se puede empezar a hablar de una referencia, “junto a”. Aparece otra hoja blanca y luego otra y otra más y las voy colocando “junto a”, “arriba de”, “debajo de” y poco a poco voy llenando el espacio antes vacío con hojas de color blanco. Ya casi no hay espacio, ya casi lleno el espacio vacío, sólo falta un pequeño hueco en este espacio y lo cubro con la última hoja de color blanco que apareció en mi mano.
Ahora, todo es blanco, ahora, todo está lleno, sin embargo otra vez no distingo arriba ni abajo, no distingo lados, no distingo nada, todo, es espacio vacío, pero yo lo llené, ¿cómo pasó?
En un instante, con la magia de los efectos especiales hechos por computadora, aparece en mi mano una hoja de papel de color negro y la coloco en un lugar cualquiera en ese espacio vacío y junto a ella otra y otra y otra más hasta llenar de nuevo todo. ¿Llenar? Pero si otra vez está todo vacío.
En un instante, con la magia de los efectos especiales hechos por computadora, aparece en mi mano una hoja de papel de color azul…